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29 de junio de 2012

"LA BARRANQUERA" ... + QUE UNA PLAYA!

PLAYA DE LA BARRANQUERA
VALLE DE GUERRA - LA LAGUNA / ISLA DE TENERIFE


MI PLAYA!


"La playa del pueblo", no se si llamarla playa, pero para nosotros, para mi, es nuestro pequeño trozo de mar, ese que nos pertenece como Vallero. Es el rincón que nos vio crecer, chapoteando con las cholas de calamar color carne para disimular lo espantosas que eran, creo que cuando ya tuve uso de razón prefería caminar descalzo por encima de los puntiagudos riscos, jejeje. Recuerdo que para ir de pesca y estar sobre los rocas llenas de musgos -a lo que un Canarión diría algas- si que eran el mejor invento, aunque a veces se convertían en unas deslizantes trampas. 

Aún recuerdo pagar  25 pesetas por un viaje en guagua desde la plaza del pueblo a La Barranquera. La guagua de La Barranquera era un servicio público que sólo ponían los meses de verano. ¿Cúal es la última que sube para el Valle?, siempre preguntábamos.... la de las 9 en punto, mi hijo, nos decían. La última si, y porque no había hasta las 11 o 12 de la noche, que sino ahí nos quedábamos. Cierto es, que en muchas ocasiones "bajábamos" y "subíamos" caminando, 3 km. para "abajo" y 3 km. para "arriba", estábamos en forma. El 95% por ciento de las veces -la semana que mi padre trabajaba de tarde- "bajábamos" caminando mi madre, mis hermanos, la gente del pueblo que nos íbamos encontrando por el camino y yo. Bocadillo, tarta de gofio, aletas, toalla, gafas, tubo, tabla de surf o "bodyboard" -que bonito queda- en mano y para La Barranca, eso si, después de la telenovela. La semana que mi padre trabajaba de mañana, nos daban las 18 o 19 u 20 en casa para luego venir a darnos un chapuzón pequeñiiito, jajajjaa, aunque a veces convencíamos a mi padre para bajar más pronto, pero la siesta de la tarde no se la quitaba nadie, everyday. 

Tabla de surf... si y no hablo de la tabla que actualmente se le llama así, la de fibra, literalmente hablo de "tablas", chapas de madera que preparábamos con esmero y paciencia para que fuera la mejor, la más atractiva en diseño, colores, acabados, etc. de entre todas las tablas para que todo el mundo te la mirara y chulear con ella, yo creo que de ahí me salió la vena artística, jajjajaja. 

Tarta de gofio... ummm!!. Mezcla que preparaba mi madre, a base de gofio, agua, plátano, galleta molida y leche condensada... una bomba!!. Tarta de gofio!, gritaba mi madre para llamar nuestra atención y "sacarnos del agua". La gente desconcertada y mirando a ver que era eso de la tarta de gofio... se hizo famosa. Una ricura que te cargaba las pilas en un momento después de una tarde intensa de risco para abajo, risco para arriba, zambullida para abajo, zambullida para arriba, vamos... el Aquarius o Gatorade de hoy en día, jajajaja.

Si hay algo que mencionar y muy característico del pueblo, por lo menos en la época que me tocó vivir, eran los domingos de playa: "Vamos a pasar el día a La Barranquera", esa frase era para nosotros casi como un día de reyes, nos pasábamos toda la semana pensando y planificando para tan ansiado día, un domingo de pesca con la familia, baño tras baño, un sin fin de horas dentro del agua, una tajada de placer y diversión sin igual. El sábado había que madrugar para aprovechar la marea baja y coger la carnada para el día siguiente. Se nos hacia eterna la tarde y noche del sábado y eso que nos íbamos pronto a la cama para levantarnos temprano. Domingo por la mañana, mi madre ya estaba enfrascada en la cocina preparando los arritrancos en un cajón de madera, que si platos, que si cubiertos, que si vasos, etc...  y cómo no! preparando unas tortillas de aupa. Mi padre y mis hermanos salíamos a primera hora a pescar y aprovechar la bajamar. Después de llevar unas horas con la caña en las manos, aparecía mi madre y mi hermana con los aparejos y la comida. Había que acondicionar el espacio para colocar la sombrilla, los laterales eran cerramientos de sábanas y el suelo se adecuaba con cartones para acolchar y suavizar el contacto con los cayados. Ya estaba todo listo! a disfrutar del día.

Las tardes de los días que amanecían y pretendían estar despejados hasta el atardecer, apetecían ir a nadar. Si además, el mar estaba en calma, era todo un lujo "swimear" desde la punta del viento hasta "El Roquillo". Una travesía de unos 800 metros de auténtico placer.

"El Roquillo", quien no conoce y sabe qué y dónde está el roque de La Barranquera, de la zona del Calabazo. Si bien se encuentra muy próximo a la orilla, en horas de pleamar, el roque se convierte en un pequeño barco fondeado de varios metros de altura. Tiene su encanto conquistarlo a nado y, a veces, cuando el mar está embravecido puede ser peligroso acercarse a él, ya que las olas baten con gran virulencia en esa zona. De niño, recuerdo que con mis amigos pasábamos horas allí encaramados, subiendo hasta el punto más alto para tirarnos un sin fin de veces. Siempre tenía en mente que ese era un buen sitio para la pesca y el pasar desde la orilla al roque todos los aparejos de pesca se convertía en todo un reto. Unas cuantas viejas y sargos con unas papas arrugadas con mojo hemos disfrutado. Que rico!.

"Los tarajales": El Tamarix Canariensis de nuestras islas y endemismo de la flora canaria. La abundante presencia de esta planta da nombre a un rincón muy codiciado en la parte oeste de La Barranquera por los bañistas y gente del pueblo. Empezaré hablando de la parte positiva y hasta divertida de los tarajales. Como dije anteriormente, la presencia abundante de esta especie proporcionaba zonas, a modo de cueva, de estancia, descanso y protección solar en las horas más desapacibles del día y allí almorzábamos, merendábamos, preparábamos los empates para los anzuelos de pesca, jugábamos a las cartas, domino, etc. Además, no se si aún sigue siendo así, existían como dos accesos, uno por delante de los tarajales y otro por dentro, atravesando la masa forestal como si de un túnel subterráneo se tratase, era divertido, dos entradas triunfales a la playa. Pero claro, todo el mundo quería tener su "cachito" de tarajal, su pequeño habitáculo donde pasar las tardes y fines de semana veraniegos -poco tarajal para muchas personas-. Al parecer los tarajales empezaron a ser privados, si privados y con derechos, eso si, especulación 0, ya que eran gratuitos.  Yo pongo está tela por aquí, yo estos cartones por allá y uala!, unos pequeños apartamentitos de propiedad privada y el resto del pueblo a mirar con caras largas como disfrutaban los señores de su "chalet" playero, en primera línea de costa, todo un lujo!. Caraduras!! y lo digo con todas las letras y en mayúsculas: CARADURAS!, por hacer una definición correcta de esas personas!. Al siguiente año habían casetas desde abril o mayo, de risa. menos mal que la ley se aplicó rápido, de estos de juicio instantáneo y las casetas eran derrumbadas una vez y otra también. Los Tarajales es un bien patrimonial de todos, y por tanto, todos debemos disfrutarlos!.



Ya iré recordando más anécdotas....


DESCRIPCIÓN


El enclave de La Barranquera es un nucleo urbano costero al que se accede a través de la TF-161, antigua TF-1221, carretera de Valle de Guerra a La Barraquera de unos 3,2 kms.

La Barranquera no es una playa en el sentido literal. La Barranquera es un sendero litoral que discurre al principio por la línea de costa y luego asciende algunos metros en el acantilado que tiene en el sentido NO hasta llegar a las cercanías del Pris, en el municipio de Tacoronte.


Esta zona de invernaderos se ha convertido en los últimos años en un importante núcleo habitacional que acoge a una considerable población durante los períodos vacacionales, debido al uso turístico y de ocio (acampadas, bañistas, excursionistas, surf, etc.).


Desde el punto de vista de los valores naturales de este ámbito, la vegetación dominante se caracteriza por un tabaibal-cardonal relativamente bien conservado y rico florísticamente, encuadrado dentro de la alianza Kleinio-Euphorbion canariensis. Las masas de tarajales alcanzan en algunos puntos tal densidad e impenetrabilidad que, posiblemente, alberguen vestigios arqueológicos que no han podido ser documentados por las labores de prospección. Sin embargo, la zona posee ya varias unidades arqueológicas documentadas, entre las que se destacan la zona del Asentamiento Guanche "El Calabazo", entre otros. Desde el punto de vista geomorfológico, el área se configura como un gran apilamiento de coladas basálticas de la Serie III. A lo largo del acantilado, la erosión diferencial ha abierto numerosas cuevas y oquedades en aquellos estratos más vulnerables -piroclastos, tobas o niveles más superficiales escoriáceos de las coladas- frente al carácter masivo y resistente del interior de la colada basáltica,propiciando la proliferación de cavidades que fueron utilizadas por la población prehistórica de la isla como recintos habitacionales o nichos funerarios.
La existencia de una extensa rasa marina, al descubierto durante la bajamar, propicia la riqueza faunística, en especial de especies intermareales y avifauna marina.



Se designa Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica "La Barranquera", según el DECRETO 214/2005, de 24 de noviembre (BOC 2005/237 - Viernes 2 de Diciembre de 2005, la Zona Arqueológica localizada sobre el acantilado costero, extendiéndose desde el nivel del mar hasta una cota que oscila entre los 25-70 m.s.n.m., al oeste del núcleo habitacional de La Barranquera, entre el Barranco del Tanque y el Barranco de Chamorro, en la costa de Valle Guerra.



ASENTAMIENTO GUANCHE "EL CALABAZO"


El asentamiento aborigen de "El Calabazo", situado en el NE de Tenerife, en la localidad de Valle de Guerra, es un complejo integrado por 7 cuevas de habitación y 2 cuevas sepulcrales, parte de cuyos materiales fueron extraídos hace décadas.

El Calabazo, al sur de la Punta del Jurado, se ubica en el tracto superior del acantilado, por debajo de una pista agrícola e invernaderos adyacentes. La zona forma parte del lugar conocido como Las Cardoneras, cuya toponimia viene del predominio de cardones (Euphorbia canariensis), tabaibas (Euphorbia balsamifera), cactus (Cactus opuntic) y tarajal (Tamarix canariensis).



La principal cueva de habitación, cuyas dimensiones son 25,6 x 20 x 4 m, se encuentra protegida por los vestigios de un antiguo muro de cerramiento y fue sometida a "excavación" entre los años 70 y 80, habiendo sido reutilizada por pescadores de la zona. El conjunto del yacimiento ha proporcionado abundantes restos cerámicos, fragmentos óseos y líticos, y, en la cueva sepulcral, se recuperaron restos humanos, cuentas de collar y otros materiales. En la actualidad se percibe abundante material disperso en toda el área.
Se trata de una zona acantilada costera orientada hacia el Norte, muy castigada por el viento, donde las cuevas se encuentran a unos 100 metros sobre el nivel del mar, y configurada por un gran apilamiento de coladas de la Serie III, cuyo frente ha desaparecido por la acción del mar.

             


El Calabazo, zona de trashumancia.

Tanto el asentamiento de El Calabazo como todo el Valle de Guerra,eran zonas de sedentarismo temporal con trashumancia estacional, que se extendían desde el NE de Tegueste al NO de Buenavista.

Se han encontrado "concheros" en "El Calabazo", que confirmarían también la solución al problema alimentario en la zona. La otra era la cercanía a tierras fértiles.

Los habitantes del asentamiento -pastores principalmente-, durante la primavera y gran parte del verano aprovechaban los pastos de la vega lagunera y parte de la planicie de Los Rodeos. Pero al llegar el invierno, regresaban a la costa de Valle de Guerra. Además del pastoreo, el aborigen de El Calabazo trabajó la piedra, el hueso y la arcilla, siendo con este último con el que elaboró grandes vasijas para el almacenamiento de agua, y piezas ornamentales de cerámica.

El asentamiento se encuentra cerca de la desembocadura del Barranco de las Cuevas. La gran cantidad de agua que conduce este barranco, obtenida a su paso por el valle del Boquerón, pueden explicar el emplazamiento del poblado. Pero una vez que se agotaba el caudal de agua del barranco, los aborígenes disponían de los denominados eres -oquedades en el fondo del lecho del barranco-, o de la Fuente del Apio en la Playa de la Barranquera.



REPORTAJE FOTOGRÁFICO (Autor: Santi Rodriguez)






























2 comentarios:

  1. muy bueno, la verdad que si uno no lee no se acuerda de todos los detalles, gracias hermano por traer a la memoria tan gratos recuerdos de la infancia...

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  2. todavía faltan algunos más!! me gusta que te guste! jjaja

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